En las agitadas aguas de las redes sociales y el ciberespacio abundan reseñas y análisis sobre las finanzas públicas, la economía y las predicciones sobre el comportamiento hacendario del próximo año, el 2021. A raíz de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó el paquete económico al Congreso de la Unión, los medios y conocedores del tema se han pronunciado –hoy más que nunca– sobre las previsiones que tomará el gobierno federal.
Sin embargo, pocos miran a los municipios en sus valoraciones, y es que en las discusiones presupuestales quedan lejos las voces de presidentes y tesoreros municipales; más aún, su casi nula participación institucionalizada en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal limita su expresión en los asuntos hacendarios nacionales. Pero su aparente distancia en la toma de decisiones nacionales no implica que los servidores públicos municipales desatiendan el fenómeno económico; no significa que, desde sus trincheras, ignoren el escenario venidero y que su preocupación se convierta, desde ahora, en ocupación.
De acuerdo con los lineamientos del paquete económico 2021, no habrá una reforma fiscal que le permita al gobierno hacerse de más recursos, no se ampliará la deuda y, por si fuera poco, según los números, próximamente se agotarán los ahorros instituidos en el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP) y en el de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF). Además, en días pasados, el propio secretario de Hacienda refirió que la mayor parte de esos fondos va a ser utilizada este año, por lo que en el próximo no se tendrá ese “colchón”.
Vale recordar que el FEIEF es el mecanismo que permite al gobierno cubrir las diferencias entre las participaciones en ingresos federales observadas, que derivan del comportamiento de la actividad económica, y lo programado al inicio del año, con lo que se garantiza que los ingresos de las entidades federativas no tengan ninguna afectación a pesar de que disminuya la recaudación federal participable (como de facto ha sucedido durante este año). De este fondo se tenía un saldo de 63 mil millones de pesos al mes de junio, monto al que hay que disminuir los 20 mil millones entregados en julio a estados y municipios y los 13 mil millones de pesos transferidos en agosto.
Como se verá, para el ejercicio fiscal 2021 la bolsa del FEIEF habrá desaparecido o será mínima, lo cual implicará que no podrá compensarse a las entidades federativas en su pérdida de participaciones, originadas, entre otras cosas, por la caída de los precios del petróleo y de la economía en general. Tal previsión alerta a las haciendas estatales y municipales, las cuales aún tienen tiempo para buscar estrategias para compensar los ingresos que no llegarán.
Desde mi perspectiva, hay diferentes caminos para que los municipios sorteen la reducción de los ingresos públicos; desde luego, cada municipio tiene una circunstancia única, pero, de manera general, hay una gran oportunidad para que las entidades federativas y los gobiernos municipales exploren juntos mecanismos financieros locales que les permitan acceder a recursos en casos de desplomes de participaciones federales y fondos de compensación. Esto implica la creación de arquitectura financiera donde participen las legislaturas locales –para aprobar la normativa necesaria– y, muy probablemente –según el modelo a implementar–, el aporte del sector privado.
Un caso recién anunciado es el de Oaxaca, cuya Secretaría de Finanzas creará un fondo de estabilización de ingresos estatales, que compensará las pérdidas y apuntalará las finanzas públicas ante las contingencias. No hay aún detalles del proyecto, pero como iniciativa parece interesante. Otra vía, que está al alcance de las municipalidades, es apostar por los ingresos locales: para ello habrá que ampliar las bases imponibles y, al mismo tiempo, disminuir los gastos relativos a la obtención de ingresos tributarios; simplificar los sistemas fiscales, generando eficiencias en la administración tributaria; promover los impuestos a la propiedad inmobiliaria y la actualización de valores catastrales y, también, reducir la elusión fiscal.
Se vienen tiempos difíciles para las finanzas públicas y salir adelante con el menor de los daños posibles dependerá de la capacidad técnica de los servidores públicos encargados del erario y de la habilidad política de quienes detentan el poder público. Inventiva y creatividad se requieren urgentemente para enfrentar la mayor crisis económica de la historia moderna: la del gran confinamiento por el Covid-19.