Déficit y Superávit son dos elementos “opuestos” que forman parte de las finanzas públicas de un país, utilizados constantemente como indicadores del balance financiero entre el ingreso y el gasto público, por lo que, resulta imprescindible su asimilación.
Comencemos con la semántica de ambas palabras:
Superávit viene del latín <>, que significa sobrante o excedente.
Déficit es un vocablo latino con origen <>, que se traduce en menoscabo o escasez.
Déficit es un vocablo latino con origen <
¿Qué es el Déficit?
En el contexto financiero, se dice que hay déficit cuando los gastos públicos superan los ingresos, trayendo como consecuencia un balance negativo. O sea que, ocurre cuando la capacidad de recaudación de ingresos es menor que las cargas. Existen diversos tipos de déficit, estos son los que se usan más comúnmente:
Déficit presupuestario
Se refiere a la administración pública y se produce cuando los gastos que concreta el Estado son superiores a sus ingresos durante un cierto período (un mes, un trimestre, un año). Suele asociarse a una mala distribución del presupuesto, pero muchos países manejan una financiación del déficit que les permite invertir en un estado de bienestar de gran calidad.
Déficit público
Es el balance de cuentas de las diversas administraciones públicas de un país, desde la nacional hasta las municipales. Se expresa en términos porcentuales referidos al producto interno bruto (PIB) y representa una cantidad monetaria líquida, que se calcula una vez que conocemos el PIB de la administración a la que refiere. Para reducirlo, se buscan medidas que apunten al equilibrio de reducir los gastos e incrementar los ingresos. Algunas de las más populares son aumentar los impuestos, reducir sueldos y despedir a empleados públicos.
Déficit comercial
Ocurre cuando en la balanza de pagos (el registro de operaciones de comercio que realizan los ciudadanos de un país con el extranjero) cuando las importaciones superan a las exportaciones, es decir, los ingresos obtenidos del exterior son menores que los pagos que se realizan fuera del territorio nacional.
¿Qué es el Superávit?
A diferencia del déficit, el superávit se refiere al momento en que los ingresos superan a los gastos, sucede cuando una administración pública logra la estrategia correcta para recaudar, en un periodo establecido, más dinero del que necesita para afrontar sus cargas. La existencia de superávit, supone una gestión gubernamental acertada, aunque también puede reflejar la ausencia de inversiones sociales. Dos de los más utilizados son
Tiene que ver con el dinero que una administración recibe de otra, en función de lo que esta última aporta (entre una región o provincia y un Estado, por ejemplo).
Sucede cuando los ingresos procedentes de empresas públicas, impuestos, retenciones, etcétera, quedan por arriba del cumplimiento de obligaciones y del gasto en servicios públicos.
Déficit y Superávit en México
México logró ubicarse en el séptimo lugar de los países con menor déficit fiscal en 2017 con un 1,4% de su PIB. En líneas generales, el crecimiento de la economía del país ha estado históricamente asociado al desempeño de los Estados Unidos (al igual que le sucede a Centroamérica y el Caribe), mientras que el resto de los países del continente tiende a ver su crecimiento ligado a los precios de las materias primas y el crecimiento de China dentro de la región.
Según información de los Criterios Generales de Política Económica del 2018, que Credy24.mx pudo comprobar en las publicaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México, para 2018 se espera que represente el 2,4% del PIB. El número corresponde a una estrategia que adoptó la actual gestión del presidente Enrique Peña Nieto de incrementar el gasto, sustentado principalmente en endeudarse.
Es importante recordar que entender que el déficit no tiene que ser necesariamente un síntoma de un mal gobierno, si bien puede ser reflejo de un endeudamiento, también existen gobiernos que dedican grandes recursos a programas sociales, obras de infraestructura y proyectos de inversión que terminan por impulsar el crecimiento económico.
