Agenda pública es una nueva columna en este blog y será un espacio para reflexionar sobre temas coyunturales de política pública nacional y estatal.
En términos de políticas públicas, Agenda pública es la fase en la que se discuten las situaciones valoradas como no deseadas por la sociedad y se insertan en una agenda para que los diferentes actores puedan problematizarlos y buscar soluciones.
Como primera entrega, se delimitará el concepto de política pública y, partiendo de esa definición, es que más adelante, en próximas oportunidades, profundizaré sobre temas de interés social que son atendidos por los gobiernos mediante políticas públicas; o sobre asuntos públicos que debieran ser considerados por las autoridades para su contención, mitigación o resolución definitiva.
En el lenguaje cotidiano ciudadano, en las expresiones de algunos quienes se dedican a la política, en los medios de comunicación y hasta en la academia, se habla todos los días de políticas públicas sin que, necesariamente, se aluda al concepto correcto, es más, muy frecuentemente al referir políticas públicas los emisores de mensajes describen acciones de gobierno o instrumentaciones aisladas que no poseen las características ni el sentido del término del que abordaremos hoy.
Y es que, en español, las palabras “política” y “pública” parecen similares o sinónimas en cuanto a que se hace política de las cosas públicas, por lo que, en un sentido literal, tendrían una significación unívoca y hasta tautológica. Sin embargo, como concepto nacido del estudio de las decisiones públicas, refiere a un proceso de análisis de la realidad y propuesta de soluciones a una problemática determinada, que evidentemente sea de naturaleza pública. Enseguida lo explicaré de una manera sencilla.
El concepto “policy” (política pública) surge en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo pasado, bajo la premisa de saber cómo se toman las decisiones públicas. Su connotación en el idioma inglés no deja dudas, al referirse a las instrumentaciones de un gobierno para atender situaciones de interés común valoradas como no deseadas (problemas públicos). Son intervenciones gubernamentales que se valen de la participación de algún sector de la sociedad para atender situaciones específicas, como pueden ser la sanidad pública, la educación, la cultura, el medio ambiente, el desarrollo urbano, entre un sinfín de temáticas que a diario se presentan en la vida colectiva.
Este término, “policy”, es diferente a la idea de “polity” y “politics”, vocablos del idioma inglés para referir, en el primer caso, al debate de la política, la acción política, el debate de las instituciones y los partidos, y, en el segundo, para aludir al régimen o a un sistema político.
Insisto, en el idioma anglosajón los tres términos citados –que bien tienen como pivote la idea de política– son claramente distintos; sin embargo, en nuestro idioma la palabra “política” tiene múltiples connotaciones y se aplica indistintamente a expresiones y situaciones diversas, que no sólo abarcan los vocablos anglosajones citados, sino también a la cortesía y buenos modos, a las directrices para alcanzar un fin determinado a la afinidad de parentesco por la razón de matrimonio (tío político, por ejemplo), entre otras. Así, para hacer una traducción al español que transmitiera el concepto de “policy” sin generar confusiones, se determinó acuñarlo como “políticas públicas”.
Utilizando una definición de Julio Franco, las políticas públicas son –como ya se dejó entrever– “acciones de gobierno con objetivos de interés público que surgen de decisiones sustentadas en un proceso de diagnóstico y análisis de factibilidad, para la atención efectiva de problemas públicos específicos, en donde participa la ciudadanía en la definición de problemas y soluciones”.
Como explica Luis F. Aguilar, también pueden ser “un conjunto de acciones intencionales y causales, orientadas a la realización de un objetivo de interés/beneficio público, cuyos lineamientos de acción, agentes, instrumentos, procedimientos y recursos se producen en el tiempo de manera constante y coherente”.
Cabe aclarar que la política pública no es una acción de gobierno unilateral, tampoco una ocurrencia de quien ostenta el poder público. La política pública es, entonces, una acción convenida con la ciudadanía, en donde ésta participa en la definición del que se entiende por problema público, en la formulación de alternativas de solución al problema público, en la adopción de la decisión sobre el mejor camino para solucionar el problema, en la instrumentación de la solución y, finalmente, en la evaluación de la política. Por tanto, la política pública es un proceso y a la vez un modelo de instrumentación de acciones públicas cuyo ingrediente gubernamental y social –al menos de algún segmento– resulta simbiótico e indispensable.
Expertos en el tema como Luis F. Aguilar indican que, de hecho, las políticas públicas –como planes concretos de acción orientados al logro de objetivos específicos relacionados con la solución de problemas públicos– integran en su conjunto a un plan nacional o estatal de desarrollo, y a la vez estas políticas públicas se componen de un conjunto integrado y coherente de programas y proyectos particulares.
Políticas públicas de calado nacional que ejemplifican lo anterior hay muchas, como puede ser el garantizar que los habitantes de México puedan recibir atención médica y hospitalaria gratuita, incluidos el suministro de medicamentos y materiales de curación y los exámenes clínicos, ello mediante la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar. Esta política recién se empieza a implementar y, más adelante, necesariamente, tendrá que ser sometida a evaluaciones para medir su eficiencia, economía y eficacia.
En resumen, las políticas públicas tienen que ver con los ciudadanos, porque intentan beneficiar al mayor número de ellos –aunque, a veces, para que esto suceda, alguna minoría no “gane” de estas intervenciones– y porque supone su participación activa en alguna de sus etapas, ya sea en la definición de problemas, en la toma decisiones e implantación de soluciones o en su evaluación.
Concluyo diciendo que las políticas públicas se diferencian de las políticas o acciones de gobierno en cuanto a que estas últimas se determinan e implementan en ejercicio de facultades expresadas en mandatos que son exclusivas de gobierno y que, en sí mismas, son acciones de autoridad; por ejemplo: mantener el estado de derecho en el país o ciudad con el combate al robo de combustibles o el narcotráfico.
Referencias utilizadas:
- Aguilar, Luis F. (2010). Política pública. México, Siglo XXI.
- Corzo, Julio Franco (2012). Diseño de políticas públicas. México, IEXE Universidad.